sábado, 29 de diciembre de 2007

Nota al pie

clima, copate. clima, no seas zonzo.
me falta la música, la yerba, vestirme y chau, veinte horas.
lindas horas.

nota al pie: izq. cuando yo era el invierno.

viernes, 28 de diciembre de 2007

estoy yendo

no seas zonzo

martes, 25 de diciembre de 2007

Equipaje - Juan Quintero

Voy hurgando pa' ver que llevo
sin olvidar destino y pasaje,
origen y documentos.
Me voy a un horizonte
tan difuso
y tan incierto
que mejor me llevo en norte
en una brújula que me invento
la palabra con el acento,
calma en el paso y ansia de abrazo
y la arenga del ser querido
que me despide y que me acompaña:
"metéle chango,
metéle fuerza y maña"...
Mañanitas de sol de Enero,
luna y lucero
canto y mirada,
llanto con su silencio.
El mate y la palmada amiga y franca,
la guitarra y el asado
llevo un lastre de cariño por todos lados
y el dolor del error pasado,
el daño que hei hecho viaja en el
pecho
Pa' tratar de matar los miedos
me llevo encima un poco 'e prudencia
y para sobre llevar la ausencia
la paciencia y nada más.
Cotidianos que pierdo el paso,
y desgarrándome en pedazos
me voy entero.
Y ya te estaré encontrando,
no se dónde y no sé cuándo
y mientras tanto largo esta copla
para que agite un poco el vacío
y que te abrace en el nombre mío
si no estoy más.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Para el que se va

el azulclaro, parte dos


es un saludo de vuelta
se va dejando atrás el camino parejo
un poco de polvo, piedrita en el zapato


las piernas inquietas
esa niebla
mirada descontrolada
la nuca

hoy me cuesta
la ventanilla con el sol de mediodía
sobrecarga de equipaje
el aire nuevo


un viaje de tu mano en el mapa
el alcohol en órbita de
eso, desgarrador

la inquietud que llama
la contención de las palabras


ya: conmigo
dibujáme la espalda.

sábado, 22 de diciembre de 2007

On a parlé dans la radio

Y venía con un ritmo constante, algo de eso que tienen los ritmos, vos al lado de la puerta, yo con miedo a que se abriera. Vos con pantalón azul, yo también. Hacía tanto calor, me faltaba el aire, me faltaba un nombre. Tus ojos yendo, los chicos, el deporte, el viejo que duerme un poco, tus ojos viniendo. Yo así, como hoy, o como casi nunca derecha, colocando mi columna en el centro, intentando hacerla coincidir con algún punto que no conozco, con un punto que me deja sin aire y ya, tu mano tan blanca en el bolsillo derecho del pantalón.

Mis pies: insoportables, tanto calor, tan poco lugar entre tantos hombros y mujeres. Y así, las mujeres, el tren que pasaba tarde, las dificultades. Tres: la desesperación, el vagón quieto, tus ojos igual, yo sin aire, yo te miraba y tu mochila en el piso. Un gesto alto en las cejas, el chico gritando, el cuello que me duele tanto y tan feo, unas cuantas canas y los dedos rápidos y algo de amor encima. El francés. ¡Merde alors! Y tu risa, cuánta alegría verte, estar en este momento, yo que pensaba que no tenías risa con tu postura tan correcta y la mano en el bolsillo.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

.

hoy te lloré.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Moreno.Domenico.Kassin


Senti de longe mas não quero saber
pra mim só quero paz
No fim bem onde já não tenho você me diz se nunca mais
É só me confirmar a frase mágica que eu vou entender
Não tem mistério já, eu posso suportar mais que um janeiro sem te ver
E se a chuva faz florir o jardim também tristeza traz
Ouvi, o Rio ao longe chama por mim, adeus Minas Gerais
Pois se quiser voltar mais esta página pagando pra ver
Já pode preparar as suas lágrimas que as minhas ninguém vê
Senti de novo mas não quero saber
eu não vou ligar pra você
Ouviu? o Rio ao longe chama por mim
e se eu for não volto mais aqui.

viernes, 14 de diciembre de 2007

La Gran Salina - Ricardo Zelarayán

La locomotora ilumina la sal inmensa,
los bloques de sal de los costados,
yuyos mezclados con sal que crecen entre las vías.
Yo vacilo....
y callo....
porque estoy pensando en los trenes de carga
que pasan de noche por la Gran Salina.
La palabra misterio hay que aplastarla
como se aplasta una pulga,
entre los dos pulgares.
La palabra misterio ya no explica nada.
(El misterio es nada y la nada no se explica por sí misma.)
Habría que reemplazar la palabra misterio
(al menos por hoy, al menos por este "poema")
por lo que yo siento cuando pienso en los trenes de carga
que pasan de noche por la Gran Salina.
La pera trepida en el plato.
La miel se desespera en el frasco cerrado,
para desesperación de las moscas que le acechan posadas al vidrio.
Pero yo no me explico
y hasta ahora nadie ha podido explicarme
por qué me sorprendo pensando
en la Gran Salina.
El hombre de chaleco del salón comedor
se ha quitado los anteojos.
Los anteojos trepidan sobre el mantel de la mesa tendida.
Todo trepida,
todo se estremece,
en el tren que pasa a mediodía por la Gran Salina.
Yo me he sorprendido mirando
la sombra del avión que pasa por la Gran Salina.
Pero eso no explica nada.
Es como una gota que se evapora enseguida.
Hay que distraerse, dicen.
Hay que distraerse mirando y recordando
para tapar el sueño
de la Gran Salina.
Un piano colgado como una araña del hilo
se ha detenido entre los pisos doce y trece...
Un camión pasa cargado de ventiladores de pie
que mueven alegremente sus hélices.
En 1948, en Salta,
fuimos de noche a cazar vizcachas y ranas,
y la conversación se apagó con el fuego del asado,
abrumados como estábamos por el cielo negro
y estrellado.
Nerviosamente encendíamos y apagábamos las linternas
hasta quedarnos sin pilas.
Tampoco puedo explicarme por qué sueño con pilas de linternas,
con pilas para radios a transistores.
Ni por qué sueño con lamparitas de luz,
delicadamente guardadas en sus cajas respectivas.
Ni por qué me sorprendo mirando el filamento roto
de una lamparita quemada.
Nunca he visto...
nunca he podido imaginarme
la lluvia cayendo sobre la Gran Salina.
Yo no tengo objetivos pero me gusta objetivar.
Desde chico intenté cortar una gota de agua en dos
(con una tijera).
Aún hoy intento,
apartando las cosas de la mesa
o ahuyentando amigos,
imitar, imaginarme, la lluvia sobre la Gran Salina.
Tomo una plancha caliente y le salpico gotas de agua.
Pero aunque pueda imaginarme todo,
nunca podré imaginarme
el olor a salina mojada.
Anoche llegué a mi casa a las tres de la mañana.
En la oscuridad, tropecé con un mueble...
y allí nomás me quedé pensando
en lo que no quería pensar...
en lo que creía bien olvidado!
Pero en realidad me estaba escapando
del sueño estremecedor de la Gran Salina.
Y ahora me interrogo a mí mismo
como si estuviera preso y declarara:
La Gran Salina o Salina Grande
está situada al norte de Córdoba,
cerca (o dentro, no recuerdo)
del límite con Santiago del Estero".
Estoy mirando el mapa...
pero esto no explica nada.
La caja de fósforos queda vacía
a las cuatro de la mañana
y yo me palpo a mí mismo, desesperado,
con el cigarrillo en la boca...
Habría que inventar el fuego, pensarían algunos.
Yo en cambio pienso en los reflejos del tren
que pasa de noche junto al río Salado.
No puedo dormir cuando viajando de noche
sé que tengo a mi derecha
el río Salado.
Paro aún así sigo escapando del gran misterio...
del misterio de la sal inagotable de la Gran Salina.
Recuerdo cuando arrojábamos impunemente naranjas chupadas
al espejo ciejo y enceguecedor de la Gran Salina.
A la siesta, cuando la resolana enceguece más que el sol.
Esperábamos llegar a Tucumán a las siete
y a las dos de la tarde tuvimos que cambiar una rueda
junto a la Gran Salina.
Un diario volaba por el aire...
el sol calcinaba las arrugadas noticias del mundo
del diario que caía sobre la Gran Salina.
Y vi pasar varios trenes
y hasta un jet...
Los pasajeros de los Caravelle
o de los Bac One-Eleven,
no saben que esa mancha azulada,
que a lo mejor están viendo en este mismo momento,
desde ocho mil metros de altura,
esa mancha azulada que permanece durante escasos minutos,
es la Gran Salina,
la Salina Grande.
Pero el jet anda muy alto.
La Gran Salina no conoce su sombra que pasa.
Los pasajeros del jet duermen...
se sienten muy seguros.
En el jet no hay paracaídas.
Los jets no caen. Explotan.
Hace unos años,
un avión que no era un jet volaba, creo, sobre Santa Fe.
De pronto se abrió una puerta
y una camarera tuvo que obedecer calladita
a las sagradas leyes de la física, y demostrar su inequívoco apego a la ley de la gravedad.
Una ley dura como las piedras metidas en la boca de Demóstenes
que, según dicen, hablaba mucho.
Aquí hay que hacer un minuto de silencio.
Primero, por la dócil camarera sin cama del avión.
Después, por las palabras muertas,
muertas por no decir nada...
misterio, por ejemplo,
que sirve para no explicar lo inexplicable,
lo que yo siento cuando pienso en la Gran Salina,
lo que traté de no pensar un día que caminaba por la Gran Salina
tratando de distraerme y de no pensar dónde estaba,
escuchando una canción de Leo Dan
que pasaba LV12 Radio Aconquija
y el Concierto en sol de Ravel por la filial de Radio Nacional.
¿Qué pensaría Ravel, el finado,
si caminara como yo en ese momento
por la Gran Salina.
Ravel, púdico sentimental, te imagino tocando el piano que hoy vi colgado
entre el piso 12 y el piso 13.
Sí, pobre Ravel de 1932
con un tumor en la cabeza que ya no lo dejaba componer.
Ravel tocando solo,
de noche (pero eso sí, absolutamente solo)
los "Valses nobles y sentimentales" en medio de la Gran Salina.
Estoy seguro que se hubiera interrumpido
al escuchar el silbato lejano de la locomotora,
para ver el haz de luz a la distancia
y la penumbra sobre la Gran Salina.
Días pasados fui al Hospital.
Hace años yo andaba por allí,
despreocupado y con mi guardapolvo blanco.
Pero ahora, de simple paciente,
sentí el ruidito angustioso!
Trank!
de la máquina de sacar radiografías!
Y que pase otro! gritó el enfermero.
Pero el otro no podrá explicarme
por qué tengo sed,
por qué voy detrás del agua cautiva de la botella y de la sal capturada en el salero,
yo, tan luego yo,
capturado en el sueño de la Gran Salina.
Un amigo, alto funcionario estatal,
me ofreció su pase libre para viajar por todo el país.
Total, me dijo, es un pase innominado,
cualquiera lo puede usar...
si se lo presto.
El pase sin nombre me deslumbró
como la marca de la cubierta que leí y releí
cuando cambiábamos la rueda junto a la Gran Salina.
Pero después pensé en Tucumán
(mi segunda provincia)
y en las vértebras azules del Aconquija
horadando las nubes blancas.
Ahora me entero que mi amigo,
el del pase sin nombre,
se separó de la mujer.
Aquí me callo...
Pero el silencio me hace pensar ahora
en lo que no quise pensar cuando miré el pase sin nombre que me ofrecían,
en lo que dejé de pensar hace un momento...
cuando vi pasar el ascensor con una mujer silenciosa
que no me quiso llevar.
Olvidemos el ascensor perdido
y pensemos de nuevo, de frente, en la sal
(cloruro de sodio)
y en el misterio...
Pero como nada es misterio
hagamos una traducción de apuro:
miss Terio
o miss Tedio
o chica rodeada de teros asustados
o algo por el estilo.
Pero no hay distracción que valga.
El ayudante de cocina del vagón comedor
se rasca la cabeza de tanto en tanto
pero sigue pelando papas sin distraerse
en el tren que se acerca a la Gran Salina.
Y el ascensor perdido con la mujer silenciosa
sigue recorriendo kilómetros entre la planta baja
y el piso quince.
El sastre de enfrente que ya comió
se asoma a tomar aire con el metro colgado en el cuello.
Yo pienso en comer, como se ve...
Son exactamente las 14 horas, 8 minutos, 30 segundos.
Y también, no sé por qué,
pienso en el acorazado de bolsillo Graf Spee
que en los comienzos de la última guerra
se suicidó antes que su capitán
frente a Punta del Este.
El Graf Spee yace a treinta metros de profundidad.
Ya nadie se acuerda de él.
Ni siquiera los hombres-rana
que bajaron a explorar sus entrañas.
Pero hasta los hombre-rana
salen a comer a mediodía.
Y a veces, para comer,
sólo se quitan las antiparras y los tubos de oxígeno.
Todavía hay gente que se asombra viendo comer a esos hombres...
con patas de rana.
Los hombres-rana reclaman al mozo la sal que se olvidó!
Dale!... Dale!
Hoy almuerzo con amigos
(si es que no se fueron).
Miraré de costado la sal y pediré pimienta en vez,
porque tengo miedo de quedarme callado,
ya se sabe por qué.
No quiero quedarme callado
ni distraerme,
ya se sabe por qué.
En realidad no se sabe nada
del sueño de la pilas,
de la lluvia sobre la sal,
de la chica del ascensor,
del sastre asomado con el metro colgado
o del tren que pasa de noche indiferente
junto a lo que ya se sabe
y no se sabe
..............................................
..............................................
..............................................
Hace años creía
que "después del almuerzo es otra cosa"...
es decir que las cosas son otras
después del almuerzo.
Este poema (llamémoslo así),
partido en dos por el almuerzo
y reanudado después, me contradice.
No comí postre.
Siento la boca salada!
Pero no voy a insistir.
El domingo pasado,
en casa de un amigo poeta,
conocí a un chileno novelista e izquierdista
que se fue a Pekín y que, posiblemente,
no vuelva a ver en mi vida.
Tímidamente, entre cinco porteños y un chileno izquierdista
metí una frase de Lautréamont
que como buen franchute es uruguayo
y si es uruguayo es entrerriano.
Una frase (salada) para terminar (o interrumpir) este poema:
"Toda el agua del mar no bastaría para lavar una mancha de sangre intelectual".

martes, 11 de diciembre de 2007

De: Proyecto

(...) Todos los martes a la noche me llegaba un correo electrónico con consignas a desarrollar. Por lo general eran encuestas. A ellos no les interesa realmente qué pasa en el sur pero lo que sucede en el norte tampoco, simplemente se apasionan por averiguar qué pasa por la cabeza del ciudadano tipo carcomido por los medios sin importar nacionalidad, raza o género. Hartos de la solemnidad científica, nos dedicamos a realizar todo tipo de investigaciones poco probables, insólitas, como podrían ser: “el efecto de la música country sobre el suicidio” y “modos de coordinación en dinámica multisegmental del hula-hula”.

sábado, 8 de diciembre de 2007

Intermedio

bueno, sí; a veces pasa...
o' rappa en buenos aires y de día, brindemos!


jueves, 6 de diciembre de 2007

H2O

pensaba dos o tres cosas, como de costumbre
cuando tuve sed me levanté y me fui al balcón
tengo sed.
me muero de sed
no tomé nada cuando me levanté
no tomé nada cuando me fui
no tomé nada
el balcón
y el basurero. bis.
y el dolor de la pierna derecha, la incompetencia, los músculos, el olor a hospital
mi estornudo número quince
el algodón con alcohol
el canal de noticias, la sed, la puta
sed
ser invisible con todo: el correo, el portero, el jardinero, los hipódromos, los paquidermos, las rutas, tu risa, la oda a la estupidez crónica.
viva!
así debería ser
estar en una mesa, en un vaso, en mi mano
el agua corriendo, fría
de a poco va, cae
en mi boca mis
labios
sh



orgasmo.

martes, 4 de diciembre de 2007

Old School

uno:
Fine line (there is a fine line between traveling and becoming a monster)
armarme de paciencia
me altera
como llenar un termo
escuchar el camión de la basura
cruzar en paralelo y ver comer manzanas acarameladas
.
.
.

dos:
el pastel de sémola y yogur fue sido un éxito (fue)
.
.
.

tres:
marcador/amarrado/derramado/fusil
Bluyín

viernes, 30 de noviembre de 2007

Un correo electrónico

A Julián

(...) mis abuelos son de tigre-sanfernando, mis bisabuelos vinieron: unos de las islas canarias y los otros del libano y los otros son re criollos, originariamente vascos. particularmente me siento más identificada con esa rama, soy re vasca, por donde me mires...aunque mis ojos y ojeras son medio libaneses y mi color de piel medio de isla. mi bisabuelo critobal fue un gran chef, pero gran gran, fundador del restaurante del hotel hermitage de mar del plata. quizás por ahí viene algo de todo esto que soy y de el vasco de la carretilla, guillermo larregui, mi condición de cabeza dura incurable. la historia de guillermo es muy interesante, en la próxima te la cuento, fue el primer larregui en venir a la argentina y estaba re chapa.

a mi casa volví recién en el 2005, casi después de diez años, para ver eso precisamente, cómo estaba. lo curioso fue subirme al auto, agarrar panamericana y llegar. yo era muy chica, pero tenía el camino incorporadísimo y llegué sin tropiezos. estacioné el auto, me bajé con los ojos tristes, miré para todos lados. la calle seguía siendo de tierra, las casas eran más lindas, la mía no, la mía estaba fea, gris, con el eucaliptus de uno de los portones talado y con el árbol más lindo del mundo exterminado. teníamos un álamo, hermoso, no como los álamos de buenos aires. era un álamo que crecía desde el suelo, como si fuera un gran arbusto, como los del sur, que se hunden en el lago y el tronco desaparece, por eso: como un gran arbusto que se clava en el cielo. el álamo no estaba más y no pude evitar llorar. cuando me asomé por el cerco me paralizó el ladrido de un rotwailer y la pileta estaba a medio llenar y agrietada. había juguetes y hamacas. toqué el timbre sin pensarlo dos veces pero nadie me atendió. si alguien hubiese salido no tenía ningún discurso armado, quizás un "hola, soy cecilia, vivía acá hace diez años", esperando una amabilidad inhóspita y quizás una recorrida más detallada. pensé también, que frente a la desconfianza de los nuevos dueños, podría contarles la distribución de la casa para que verificaran que no estaba mintiendo y sugerirles, tímidamente que probablemente en el tronco del árbol de moras que estaba al lado del canil de mi perro, todavía estuviera una chinche color rosa que yo había martillado con esmero y fuera de una nena de ocho años. pero nada de eso pasó porque nadie escuchó el timbre. volví al auto a buscar un cigarrillo. era invierno. lo encendí y camine por lugones (mi lugones de tierra- henry ford 314. tel: 032752409-) hasta la rotonda. las casas eran las mismas, pero en una, la más grande, donde antes había triciclos y bicicletas en la entrada, ahora no había nada de eso, sino un tema de los redondos saliendo de alguna de las habitaciones. pensé que quizás esos chicos que eran chicos hace diez años habían crecido y que probablemente no se habían mudado. pasé esa casa, caminé una cuadra y llegué a la asfaltada (así le decía yo), estaba igual. en la asfaltada aprendí a andar en bicicleta y a manejar (a los nueve años, con un almohadón en el asiento del sierra gris topo porque no llegaba a ver por encima del volante). caminé unas cuadras antes de llegar a la colectora y el castillo también estaba. sobre la asfaltada, de mano izquierda había un castillo, estilo medieval, básico, que en los ochentas fue ocupado por una comunidad gay y hay muchas historias sobre él. en ese lugar me encontré, porque en ese lugar crecí. son muchas cosas: la tana (el almacén), nati (de natividad, no de natalia) la vecina, piedrabuena el casero (otra historia más que interesante para contar en otra oportunidad), la pileta, el asado, los mosquitos, los grillos, los bichitos de luz encarcelados en un frasco de café dolca, el off, el kerosene, la leña, baldear la galería, jugar a perderme en el bosque un día de tormenta (nada de muñecas), canciones de silvio sonando mientras mi viejo cocinaba, el aire, el pasto, las hojas, la tierra, la madera, eso: soy una piba de tierra, de uñas sucias, de pies negros, de pelo con cloro, ojos rojos, picaduras de mosquitos. soy eso, no esto. o quizás un poco de esto y mucho de eso, hoy más de diez años después. somos bichos adaptables, pero si me dan a elegir... (...)

jueves, 29 de noviembre de 2007

De: Los miércoles llueve.

En el piso de arriba de la confitería hay una pensión de damas rosadas y de buena moral, según otra convención.
Las persianas fueron blancas, después grises y descascaradas a medio abrir. No le interesa y prefiere dejarlo para otra historia.
Les fleurs du mal, Matisse, Baudelaire, Francia y Paris siempre estuvo tan lejos. Rue des Arts, una postal.
Retoma, se torna pelirroja con trenzas, un casco con cuernos le cubre los ojos; tiras finas de cuero de cabra le atan las muñecas. ¡Bárbaros! –Nos mudamos a Noruega, allá hace frío, y llueve, y moja, y niebla densa.

martes, 27 de noviembre de 2007

dato.

hoy soñé que me encontraba con jennifer williams en la calle y me quería pegar.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Dos es...

querer hacer reír a alguien que uno quiere, de eso se trata, che.



De los mandados

violeta, miguel, el amor, la pizza, el helado, la cerveza, la vida, el consorcio, el andamio, el sueño, la farmacia, saavedra, flores, río cuarto, el congreso, los bailes, faina, cívico, la ideal, lo mejor de clarín, los sobrinos nietos, los funerales, los audífonos, el alzheimer, la hache, alfredo, elena, la droguería, los padres, el secundario, el bajo, el zorro gris, el registro, los picaflores, el club, los buenos partidos, las hijas únicas, las madres re únicas, el piano, la pibita del segundo, dorita, el horno, el mantel como el de venenito, el sexto grado, las corredoras, los perfumes, mi domingo por la noche.
.
.
.

sábado, 24 de noviembre de 2007

Intermedio - Williams llegó a tu kiosco!

hoy al mediodía, después de comprar mi pasaje a quito,
llegando a la esquina de cosme beccar me acordé de sol.
y del verano, del malhumor, de las enfermedades.
de los días de mierda, de los amigos, de los miedos.
me pareció darme cuenta de eso, de la bronca, de las ganas de
viajar.
de no aguantar un rato más, de querer que...basta! (es una mujer
gorda, loli)

llegaba a la esquina y el kiosco de revistas.
la playa, las preguntas, el verano, los autodefinidos!
dieciséis pesos en autodefinidos; creanme que eso es mucho.
pero en el más barato, en realidad en un ESPECIAL de sopas de letras, la foto católica y sanisidrensemente grasa de jennifer williams en la tapa.
¿qué más puedo pedir? ahora vamos a tener risa para rato.
gracias, williams, gracias.


p.s. sol, esperáme con bizcochos que estoy llegando con un kit antidepresión marca ACME.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Skip James - Devil got my woman




vayan sacandole brillo al tejo que llega
el hitaso del verano. escuchalo antes que nadie en zamba de mi.

martes, 20 de noviembre de 2007

Calor, Off, Jelly Roll Morton y mmm.

las tardecitas en la vereda manoteando mosquitos.
la música que sale de la ventana del comedor.
los chicos de Esther en la esquina tramando algo.
la silla turquesa con pintitas en la puerta.
el mate, el repasador, la pava en el piso.
el cielo ahí va cambiando, esos colores raros
lindos, sí.
Manolo va cerrando el taller, guarda el último auto.
Carlos estaciona el colectivo y le pega un mangueraso.
Dolores en la cocina haciendo pollo al horno con papas.
de entrada: melón con jamón y un vermú.
yo paso corriendo del comedor al living, del living a la vereda.
me freno, me miro al espejo, el pelo mojado.
me gusto.
salgo a la calle.
cuántos mosquitos che.
sí, cuántos y qué lindo, qué calor, qué bueno estar en patas.
los chicos en la esquina.
yo, la nieta, en la vereda prestada, los chicos tramando.
febrero, es.
mmm...carnaval!
los chicos algo, yo visita.
Carlos dejó la manguera hace cinco minutos.
yo me acerco.
los chicos a mi.
guerra.
yo manguera.
chicos bombitas.
cómo nos reímos.
me gusta el barrio.
Rivadavia catorce cincuenta
entre Lavalle y Belgrano.
Pepe viene de los de las tías
pero antes frena en el quiosco de Juanita.
chicles, me compra chicles de tutti frutti, los de la jirafa.
mmm...rico! gracias abuelo!
para después de la cena.
desde ya.
el agua pasó, los mosquitos jaja, no. para nada.
ahora es momento de...
.
.
.
¡pajarito nuevo es!
Ramiro sos vos.
Ramiro se pone a contar en la columnita de los Guevara.
los Guevara son muy... tienen buen gusto.
un,
dos,
tres... Fede atrás del citroën...
cuatro,
cinco, seis,
siete,
ocho, nueve, diez... Matías entre la ligustrina y cartel de Juanita,
once, doce, trece,
catorce, quince,
dieciséis, La Tana acurrucada detrás de su madre, ¡gran madre!
dieciocho, diecinueve (este es el número que a ella le gusta),
Chechi subida al guadabarros del colectivo... mmm si la viera Carlos.
veinte. punto y coma y el que no se escondió se re jode.
¡tonto! yo no estaba arriba del guadabarros, ¡que aprenda a espiar!
atrás de la rueda de adelante y sin un pie encima.
cómoda en mi oficio de espía. camino lento sin hacer ruido...
¡¡¡pica para todos mis compañeros ramirotonto!!!
.
.
.
¡A comeeer!
ufa, ¿ya?

lunes, 19 de noviembre de 2007

pedido

anonimatos no
por favor no
que me vuelvo loca
y me pongo a escuchar a alberta hunter

pero: qué linda música.

domingo, 18 de noviembre de 2007

topiario

volver por el mismo barrio
con las tipas arriba
descontroladas
las grietitas de la baldosa
de martín coronado al cuatrocientos
el sol de las siete menos veinte
las manos nerviosas que piensan
de más en esa bicicleta intercambiable
el libro en el bolso
la birome
la libreta
los pañuelos
el banco de la plaza falsa
los chicos fumando por primera vez
la guitarra monocorde
la nena en triciclo rosa
las zapatillas
el suéter
las mediecitas
todo
rosa
la familia dando una vuelta
al perro con bozal quirúrjico
el perro
lleno de lagañas
esas cosas comunes
las garitas
las hojas de verde artificial
las mujeres con hijos
los bancos vacíos
la plaza cercada
el monumento limpio con ojos rojos
el pasto creciendo
las avispas
siete menos cuarto
otro sol
el camino más corto
martín coronado
la curva
la curda
la esquina
escribir tan mal
los verbos en infinitivo
el desagrado
un mate frío
un noviembre tan extraño

sábado, 17 de noviembre de 2007

Aca Seca. Maricon




letra y musica de juan quintero.

sábado con king kong

él me había dicho que tenía que ver esa película, que a pesar de mi fisic du rol de crítica mal paga me iba a gustar.
no me gusta que la gente como él tenga razón.
para nada.
maldición.
era de noche. ahora:
la tele se apaga. siempre se apaga la tele cuando no quiero que se apague. no todavía. me levanto y miro a la calle como esperano verlo, a él, al que hoy detesto (que tenga razón). no sé por qué lo hago, para qué.
mensaje.
algo parecido a la angustia. se me acelera la respiración, me tapo la cara con un almohadón y lloro.
duración: poco menos de un minuto.
¡Agh!
todo tan gratis y una palabra que, claro, no entendí.

jueves, 15 de noviembre de 2007

buenas intenciones



pensaba un lugar en donde las mujeres se depilaban menos las cejas
no se pisaban los pies al hablar
comían pochoclo agridulce y tomaban vino tinto.
...............................................................................................................
en casa de mi abuela, la viva, las alacenas son rojas
y eso es lo único que me gusta de mi abuela

Janis




.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

la hija del chocolatero

A la a. María, la que falta. La muertita. La más joven de once hermanos. No cosía, no cocinaba, no daba clases de caligrafía a lo chicos del normal de San Fernando ni regaba los malvones del fondo. Se quedaba quietita, sentada en la mesa de la cocina a esperar que algún día la silla, el armario o el televisor perdieran su forma o que la mugre los empezara a envolver en un breve rapto de solidaridad y así, quizás, buscaba el plumero para agregarles un poco más de polvo.

A la e. Cinética del tiempo, no todo tan ligero, mediodía adentro y a la tardecita haciendo vereda de Ituzaingo sin acento viendo como jugaban los chicos de la de enfrente. La Ñata le sacaba la silla roja del pasillo de las habitaciones y así se quedaba María, esperando que los kebbes estuvieran servidos. María era hija de Zara Miguel Kairúz y cómo rezaba.

A la i. Íntimamente, los domingos se llevaba tomos de la británica a la terraza para ojear los dibujos y contar los hilos del encuadernado. Se regodeaba viendo como las hormigas caminaban sobre los párrafos y ¡zas! una menos; o con aires de fuga saltaba la medianera, clavando los ojos en un árbol que florecía hacia abajo y que le gustaba llamarlo Catalpa. María no tenía rasgos libaneses.

A la o. Sólo para mostrarse interesante en la hora que languidecía el mate, María presentaba analogías bíblicas mientras las demás sulfilában un vestido de novia o un nuevo saquito prèt à porter. Ellas, las demás, impecables siempre. María en cambio, en la niebla de un encontronazo; con un gesto simple desmoronaba el protocolo y se bañaba en repelente para mosquitos. María usaba soleros azules.

A la u. Ultraje al ocio. Gozaba de su tierra. Orfandad de amante, su asilo: la cama. Desquiciada opresión de los célibes. El hombre, la guitarra de monjita del cuarenta y dos, los zapatos marrones con hebilla, las medias amarillitas. María, la que falta.

tevé interruptus

un taxista llamado deseo.

- bestia loca!!
- enana liberal!!

martes, 13 de noviembre de 2007

victoriana

  • revitalizar las anomalías de los malvones
  • llamar a la abuela loli el cinco de marzo de mil novecientos noventa y ocho
  • comprar la cajita de acuarelas
  • recoger el orégano de la mesa del fondo (hoy no hay sol)
  • ¿señor, me convidaría un cigarrillo?
  • usar el diccionario
  • rotoscopiarte el corazón
  • volver a uno (uno)

El libro

chiquito
seis hojas, nueve por quince
chiquito.
tres mujeres, un hombre
una hija
un río
el mar.
fotografías de
el amor que no fue
el encuentro
la vergüenza
la exageración por si acaso
el amor.
hoy que sigue siendo lluvia:

¿viste cómo llueve?
estoy viéndolo.
te gusta su respuesta.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Axioma

(...) Entre montañas, esteros, otras sonrisas, otros hombros, ahí están mis manos jugando, un poco tímidas, entre tanto calor y almohadones.

Martes, 13 de marzo

Nota azul. Tres semanas para componer una rapsodia. Los almanaques están destruidos, los arlequines despintados, cartas de tarot de regalo sobre la mesa: Arlequín Aquitarot. Introducción un poco grandilocuente para nuestra historia, pero me da gracia y eso es válido. No sé bien qué es la noche o qué pasa de noche, mientras se escucha el barrer de los adoquines, el zumbido de alguna usina, un coche volviendo de una fiesta. La sombra inquieta del araucaria, los faroles modernos, sonidos desarmados. Qué tarde dormíamos. Los ojos rabiosos de sueño, bostezos cómplices, mis ojeras prominentes, tu piel tan blanca (...)

en off

el cuento inédito
la (letra que falta) palabra-objeto

construcciones que caen
noche--en-tu-ausencia
(línea troquelada) voces de mí.

esperar tu risa
negra
querer explotar en veintiséis versos
(el talento) un trazo
oscuro
fino
dispar-ate contra la evolución estúpida de mis palabras

te doy mi aplauso (puesto en la cama)
las ganas infantiles de querer
hoy
el recuerdo de tu verano
los saltos de la tierra
mi memoria gris.

domingo, 11 de noviembre de 2007

be-bop


"¿También llueve en su casa?, dice él. No, lo pregunto porque bien podría suceder que lloviera en mi casa y no en la suya. No me sorprendería, por otro parte. En su casa, nunca hay tormenta, sería demasiado hermoso. ¿De qué habla?, dice Cécile.

Ella se había metido en la cama con Bill Shakespeare. Las alegres comadres, es muy graciosa, a continuación leerá Como gusten, una almohada contra la espalda, muy quieta, arrellanada cerca de la lámpara, acurrucada a su vez contra una pequeña radio-despertador, sintonizada en France Musique, a la hora del jazz, ¿por qué no?, pensará él, un poquito, el tiempo necesario para sentir que piensa en él mientras él piensa en ella, eso no hace mal a nadie, uno se siente menos solo, luego volverá a sumergirse en Como gusten, y tropezará inevitablemente con la famosa réplica, diciéndose vaya, había olvidado que estaba allí dentro, le pregunto si en su casa también hay tormenta"

.christian gailly.

de domingo

un cuerpo libre de nicotina
también: te quiero.


de tarde es así como te mataría: te cuelgo de los pelos,
hablamos sobre la psicología en la poesía de un uruguayo y
cuatro pelos.


te
arranco


cinco golpes en la espalda
uno, beso
dos marías
tres aves


mojadas, desplumadas cuatro horas antes
olla hirviendo
cinco cucharaditas de sal.
beso y

te
dejo
maricón.