sábado, 29 de diciembre de 2007

Nota al pie

clima, copate. clima, no seas zonzo.
me falta la música, la yerba, vestirme y chau, veinte horas.
lindas horas.

nota al pie: izq. cuando yo era el invierno.

viernes, 28 de diciembre de 2007

estoy yendo

no seas zonzo

martes, 25 de diciembre de 2007

Equipaje - Juan Quintero

Voy hurgando pa' ver que llevo
sin olvidar destino y pasaje,
origen y documentos.
Me voy a un horizonte
tan difuso
y tan incierto
que mejor me llevo en norte
en una brújula que me invento
la palabra con el acento,
calma en el paso y ansia de abrazo
y la arenga del ser querido
que me despide y que me acompaña:
"metéle chango,
metéle fuerza y maña"...
Mañanitas de sol de Enero,
luna y lucero
canto y mirada,
llanto con su silencio.
El mate y la palmada amiga y franca,
la guitarra y el asado
llevo un lastre de cariño por todos lados
y el dolor del error pasado,
el daño que hei hecho viaja en el
pecho
Pa' tratar de matar los miedos
me llevo encima un poco 'e prudencia
y para sobre llevar la ausencia
la paciencia y nada más.
Cotidianos que pierdo el paso,
y desgarrándome en pedazos
me voy entero.
Y ya te estaré encontrando,
no se dónde y no sé cuándo
y mientras tanto largo esta copla
para que agite un poco el vacío
y que te abrace en el nombre mío
si no estoy más.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Para el que se va

el azulclaro, parte dos


es un saludo de vuelta
se va dejando atrás el camino parejo
un poco de polvo, piedrita en el zapato


las piernas inquietas
esa niebla
mirada descontrolada
la nuca

hoy me cuesta
la ventanilla con el sol de mediodía
sobrecarga de equipaje
el aire nuevo


un viaje de tu mano en el mapa
el alcohol en órbita de
eso, desgarrador

la inquietud que llama
la contención de las palabras


ya: conmigo
dibujáme la espalda.

sábado, 22 de diciembre de 2007

On a parlé dans la radio

Y venía con un ritmo constante, algo de eso que tienen los ritmos, vos al lado de la puerta, yo con miedo a que se abriera. Vos con pantalón azul, yo también. Hacía tanto calor, me faltaba el aire, me faltaba un nombre. Tus ojos yendo, los chicos, el deporte, el viejo que duerme un poco, tus ojos viniendo. Yo así, como hoy, o como casi nunca derecha, colocando mi columna en el centro, intentando hacerla coincidir con algún punto que no conozco, con un punto que me deja sin aire y ya, tu mano tan blanca en el bolsillo derecho del pantalón.

Mis pies: insoportables, tanto calor, tan poco lugar entre tantos hombros y mujeres. Y así, las mujeres, el tren que pasaba tarde, las dificultades. Tres: la desesperación, el vagón quieto, tus ojos igual, yo sin aire, yo te miraba y tu mochila en el piso. Un gesto alto en las cejas, el chico gritando, el cuello que me duele tanto y tan feo, unas cuantas canas y los dedos rápidos y algo de amor encima. El francés. ¡Merde alors! Y tu risa, cuánta alegría verte, estar en este momento, yo que pensaba que no tenías risa con tu postura tan correcta y la mano en el bolsillo.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

.

hoy te lloré.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Moreno.Domenico.Kassin


Senti de longe mas não quero saber
pra mim só quero paz
No fim bem onde já não tenho você me diz se nunca mais
É só me confirmar a frase mágica que eu vou entender
Não tem mistério já, eu posso suportar mais que um janeiro sem te ver
E se a chuva faz florir o jardim também tristeza traz
Ouvi, o Rio ao longe chama por mim, adeus Minas Gerais
Pois se quiser voltar mais esta página pagando pra ver
Já pode preparar as suas lágrimas que as minhas ninguém vê
Senti de novo mas não quero saber
eu não vou ligar pra você
Ouviu? o Rio ao longe chama por mim
e se eu for não volto mais aqui.

viernes, 14 de diciembre de 2007

La Gran Salina - Ricardo Zelarayán

La locomotora ilumina la sal inmensa,
los bloques de sal de los costados,
yuyos mezclados con sal que crecen entre las vías.
Yo vacilo....
y callo....
porque estoy pensando en los trenes de carga
que pasan de noche por la Gran Salina.
La palabra misterio hay que aplastarla
como se aplasta una pulga,
entre los dos pulgares.
La palabra misterio ya no explica nada.
(El misterio es nada y la nada no se explica por sí misma.)
Habría que reemplazar la palabra misterio
(al menos por hoy, al menos por este "poema")
por lo que yo siento cuando pienso en los trenes de carga
que pasan de noche por la Gran Salina.
La pera trepida en el plato.
La miel se desespera en el frasco cerrado,
para desesperación de las moscas que le acechan posadas al vidrio.
Pero yo no me explico
y hasta ahora nadie ha podido explicarme
por qué me sorprendo pensando
en la Gran Salina.
El hombre de chaleco del salón comedor
se ha quitado los anteojos.
Los anteojos trepidan sobre el mantel de la mesa tendida.
Todo trepida,
todo se estremece,
en el tren que pasa a mediodía por la Gran Salina.
Yo me he sorprendido mirando
la sombra del avión que pasa por la Gran Salina.
Pero eso no explica nada.
Es como una gota que se evapora enseguida.
Hay que distraerse, dicen.
Hay que distraerse mirando y recordando
para tapar el sueño
de la Gran Salina.
Un piano colgado como una araña del hilo
se ha detenido entre los pisos doce y trece...
Un camión pasa cargado de ventiladores de pie
que mueven alegremente sus hélices.
En 1948, en Salta,
fuimos de noche a cazar vizcachas y ranas,
y la conversación se apagó con el fuego del asado,
abrumados como estábamos por el cielo negro
y estrellado.
Nerviosamente encendíamos y apagábamos las linternas
hasta quedarnos sin pilas.
Tampoco puedo explicarme por qué sueño con pilas de linternas,
con pilas para radios a transistores.
Ni por qué sueño con lamparitas de luz,
delicadamente guardadas en sus cajas respectivas.
Ni por qué me sorprendo mirando el filamento roto
de una lamparita quemada.
Nunca he visto...
nunca he podido imaginarme
la lluvia cayendo sobre la Gran Salina.
Yo no tengo objetivos pero me gusta objetivar.
Desde chico intenté cortar una gota de agua en dos
(con una tijera).
Aún hoy intento,
apartando las cosas de la mesa
o ahuyentando amigos,
imitar, imaginarme, la lluvia sobre la Gran Salina.
Tomo una plancha caliente y le salpico gotas de agua.
Pero aunque pueda imaginarme todo,
nunca podré imaginarme
el olor a salina mojada.
Anoche llegué a mi casa a las tres de la mañana.
En la oscuridad, tropecé con un mueble...
y allí nomás me quedé pensando
en lo que no quería pensar...
en lo que creía bien olvidado!
Pero en realidad me estaba escapando
del sueño estremecedor de la Gran Salina.
Y ahora me interrogo a mí mismo
como si estuviera preso y declarara:
La Gran Salina o Salina Grande
está situada al norte de Córdoba,
cerca (o dentro, no recuerdo)
del límite con Santiago del Estero".
Estoy mirando el mapa...
pero esto no explica nada.
La caja de fósforos queda vacía
a las cuatro de la mañana
y yo me palpo a mí mismo, desesperado,
con el cigarrillo en la boca...
Habría que inventar el fuego, pensarían algunos.
Yo en cambio pienso en los reflejos del tren
que pasa de noche junto al río Salado.
No puedo dormir cuando viajando de noche
sé que tengo a mi derecha
el río Salado.
Paro aún así sigo escapando del gran misterio...
del misterio de la sal inagotable de la Gran Salina.
Recuerdo cuando arrojábamos impunemente naranjas chupadas
al espejo ciejo y enceguecedor de la Gran Salina.
A la siesta, cuando la resolana enceguece más que el sol.
Esperábamos llegar a Tucumán a las siete
y a las dos de la tarde tuvimos que cambiar una rueda
junto a la Gran Salina.
Un diario volaba por el aire...
el sol calcinaba las arrugadas noticias del mundo
del diario que caía sobre la Gran Salina.
Y vi pasar varios trenes
y hasta un jet...
Los pasajeros de los Caravelle
o de los Bac One-Eleven,
no saben que esa mancha azulada,
que a lo mejor están viendo en este mismo momento,
desde ocho mil metros de altura,
esa mancha azulada que permanece durante escasos minutos,
es la Gran Salina,
la Salina Grande.
Pero el jet anda muy alto.
La Gran Salina no conoce su sombra que pasa.
Los pasajeros del jet duermen...
se sienten muy seguros.
En el jet no hay paracaídas.
Los jets no caen. Explotan.
Hace unos años,
un avión que no era un jet volaba, creo, sobre Santa Fe.
De pronto se abrió una puerta
y una camarera tuvo que obedecer calladita
a las sagradas leyes de la física, y demostrar su inequívoco apego a la ley de la gravedad.
Una ley dura como las piedras metidas en la boca de Demóstenes
que, según dicen, hablaba mucho.
Aquí hay que hacer un minuto de silencio.
Primero, por la dócil camarera sin cama del avión.
Después, por las palabras muertas,
muertas por no decir nada...
misterio, por ejemplo,
que sirve para no explicar lo inexplicable,
lo que yo siento cuando pienso en la Gran Salina,
lo que traté de no pensar un día que caminaba por la Gran Salina
tratando de distraerme y de no pensar dónde estaba,
escuchando una canción de Leo Dan
que pasaba LV12 Radio Aconquija
y el Concierto en sol de Ravel por la filial de Radio Nacional.
¿Qué pensaría Ravel, el finado,
si caminara como yo en ese momento
por la Gran Salina.
Ravel, púdico sentimental, te imagino tocando el piano que hoy vi colgado
entre el piso 12 y el piso 13.
Sí, pobre Ravel de 1932
con un tumor en la cabeza que ya no lo dejaba componer.
Ravel tocando solo,
de noche (pero eso sí, absolutamente solo)
los "Valses nobles y sentimentales" en medio de la Gran Salina.
Estoy seguro que se hubiera interrumpido
al escuchar el silbato lejano de la locomotora,
para ver el haz de luz a la distancia
y la penumbra sobre la Gran Salina.
Días pasados fui al Hospital.
Hace años yo andaba por allí,
despreocupado y con mi guardapolvo blanco.
Pero ahora, de simple paciente,
sentí el ruidito angustioso!
Trank!
de la máquina de sacar radiografías!
Y que pase otro! gritó el enfermero.
Pero el otro no podrá explicarme
por qué tengo sed,
por qué voy detrás del agua cautiva de la botella y de la sal capturada en el salero,
yo, tan luego yo,
capturado en el sueño de la Gran Salina.
Un amigo, alto funcionario estatal,
me ofreció su pase libre para viajar por todo el país.
Total, me dijo, es un pase innominado,
cualquiera lo puede usar...
si se lo presto.
El pase sin nombre me deslumbró
como la marca de la cubierta que leí y releí
cuando cambiábamos la rueda junto a la Gran Salina.
Pero después pensé en Tucumán
(mi segunda provincia)
y en las vértebras azules del Aconquija
horadando las nubes blancas.
Ahora me entero que mi amigo,
el del pase sin nombre,
se separó de la mujer.
Aquí me callo...
Pero el silencio me hace pensar ahora
en lo que no quise pensar cuando miré el pase sin nombre que me ofrecían,
en lo que dejé de pensar hace un momento...
cuando vi pasar el ascensor con una mujer silenciosa
que no me quiso llevar.
Olvidemos el ascensor perdido
y pensemos de nuevo, de frente, en la sal
(cloruro de sodio)
y en el misterio...
Pero como nada es misterio
hagamos una traducción de apuro:
miss Terio
o miss Tedio
o chica rodeada de teros asustados
o algo por el estilo.
Pero no hay distracción que valga.
El ayudante de cocina del vagón comedor
se rasca la cabeza de tanto en tanto
pero sigue pelando papas sin distraerse
en el tren que se acerca a la Gran Salina.
Y el ascensor perdido con la mujer silenciosa
sigue recorriendo kilómetros entre la planta baja
y el piso quince.
El sastre de enfrente que ya comió
se asoma a tomar aire con el metro colgado en el cuello.
Yo pienso en comer, como se ve...
Son exactamente las 14 horas, 8 minutos, 30 segundos.
Y también, no sé por qué,
pienso en el acorazado de bolsillo Graf Spee
que en los comienzos de la última guerra
se suicidó antes que su capitán
frente a Punta del Este.
El Graf Spee yace a treinta metros de profundidad.
Ya nadie se acuerda de él.
Ni siquiera los hombres-rana
que bajaron a explorar sus entrañas.
Pero hasta los hombre-rana
salen a comer a mediodía.
Y a veces, para comer,
sólo se quitan las antiparras y los tubos de oxígeno.
Todavía hay gente que se asombra viendo comer a esos hombres...
con patas de rana.
Los hombres-rana reclaman al mozo la sal que se olvidó!
Dale!... Dale!
Hoy almuerzo con amigos
(si es que no se fueron).
Miraré de costado la sal y pediré pimienta en vez,
porque tengo miedo de quedarme callado,
ya se sabe por qué.
No quiero quedarme callado
ni distraerme,
ya se sabe por qué.
En realidad no se sabe nada
del sueño de la pilas,
de la lluvia sobre la sal,
de la chica del ascensor,
del sastre asomado con el metro colgado
o del tren que pasa de noche indiferente
junto a lo que ya se sabe
y no se sabe
..............................................
..............................................
..............................................
Hace años creía
que "después del almuerzo es otra cosa"...
es decir que las cosas son otras
después del almuerzo.
Este poema (llamémoslo así),
partido en dos por el almuerzo
y reanudado después, me contradice.
No comí postre.
Siento la boca salada!
Pero no voy a insistir.
El domingo pasado,
en casa de un amigo poeta,
conocí a un chileno novelista e izquierdista
que se fue a Pekín y que, posiblemente,
no vuelva a ver en mi vida.
Tímidamente, entre cinco porteños y un chileno izquierdista
metí una frase de Lautréamont
que como buen franchute es uruguayo
y si es uruguayo es entrerriano.
Una frase (salada) para terminar (o interrumpir) este poema:
"Toda el agua del mar no bastaría para lavar una mancha de sangre intelectual".

martes, 11 de diciembre de 2007

De: Proyecto

(...) Todos los martes a la noche me llegaba un correo electrónico con consignas a desarrollar. Por lo general eran encuestas. A ellos no les interesa realmente qué pasa en el sur pero lo que sucede en el norte tampoco, simplemente se apasionan por averiguar qué pasa por la cabeza del ciudadano tipo carcomido por los medios sin importar nacionalidad, raza o género. Hartos de la solemnidad científica, nos dedicamos a realizar todo tipo de investigaciones poco probables, insólitas, como podrían ser: “el efecto de la música country sobre el suicidio” y “modos de coordinación en dinámica multisegmental del hula-hula”.

sábado, 8 de diciembre de 2007

Intermedio

bueno, sí; a veces pasa...
o' rappa en buenos aires y de día, brindemos!


jueves, 6 de diciembre de 2007

H2O

pensaba dos o tres cosas, como de costumbre
cuando tuve sed me levanté y me fui al balcón
tengo sed.
me muero de sed
no tomé nada cuando me levanté
no tomé nada cuando me fui
no tomé nada
el balcón
y el basurero. bis.
y el dolor de la pierna derecha, la incompetencia, los músculos, el olor a hospital
mi estornudo número quince
el algodón con alcohol
el canal de noticias, la sed, la puta
sed
ser invisible con todo: el correo, el portero, el jardinero, los hipódromos, los paquidermos, las rutas, tu risa, la oda a la estupidez crónica.
viva!
así debería ser
estar en una mesa, en un vaso, en mi mano
el agua corriendo, fría
de a poco va, cae
en mi boca mis
labios
sh



orgasmo.

martes, 4 de diciembre de 2007

Old School

uno:
Fine line (there is a fine line between traveling and becoming a monster)
armarme de paciencia
me altera
como llenar un termo
escuchar el camión de la basura
cruzar en paralelo y ver comer manzanas acarameladas
.
.
.

dos:
el pastel de sémola y yogur fue sido un éxito (fue)
.
.
.

tres:
marcador/amarrado/derramado/fusil
Bluyín